BUENA VOLUNTAD Y SIMPATÍA
Un hombre adquirió una hacienda, y días después se encontró con uno de sus vecinos.
- ¿señor compró esta propiedad? – le preguntó el vecino en tono casi agresivo.
-¡Si amigo mío, la compre!
- Pues siento decirle que va a tener serios problemas. Con las tierras, compró también una cuestión en los tribunales.
¿Cómo es así? ¡No le comprendo!
- Voy a explicar. Existe una cerca, construida por el propietario anterior, fuera de la línea divisoria. No concordó con la posición de esa cerca. ¡Deseo defender mis derechos, y así haré!
- Le pido que no haga semejante cosa – pidió de nuevo el vecino – creo en su palabra. Si la cerca no está en el lugar debido, iremos y acordaremos todo de común acuerdo.
- ¿El señor está hablando en serio? – exclamo el antiguo morador.
-¡Es claro que lo estoy!
- Pues si es así, respondió el reclamante, la cerca queda como está. El señor es un hombre honrado y digno. Hago más cuestión de su amistad que de todos los alquileres de la tierra.
Así, los dos vecinos se tornaron amigos inseparables.
¡Qué virtud magnifica es la buena voluntad!
Cuantos conflictos podrían ser evitados, si nuestro corazón aprendiera a oír, a entender un poco al otro.
¿Qué virtud magnifica es la simpatía! Esta manera alegre y respetuosa de recibir a las personas, cuando podamos ejercitar la gentileza, como podemos ejercitar la sonrisa.
Tales virtudes están dentro de una mayor, mansedumbre.
La mansedumbre no permite que la ira encuentre guarida en nuestra alma.
La mansedumbre no se enfada por bagatelas, ni toma como ofensa lo que en realidad no lo es.
La mansedumbre que nos prepara para el perdón, evitando cualquier pensamiento de venganza.
La mansedumbre que nos enseña a ser afables, gentil, con todos, para que así podamos coger buenos frutos.
Aquellos que son simpáticos, aquellos que son gentiles, naturalmente son más amables, esto es, más fácil de ser amados.
Aquellos que procuran resolver las crisis a través del dialogo equilibrado, de buena voluntad, fácilmente escapan de crear enemigos para sí, y así viven más feliz.
De esta forma., recibimos con simpatía y buena voluntad a aquellos que se aproximan a nosotros.
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"Bienaventurados los que son blandos, porque poseerán la Tierra"
"Bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios"
Jesús fue la lección mayor de amabilidad, de mansedumbre.
Su bondadoso corazón encontró resistencias sin fin en el alma de los hombres de la Tierra. Fue injuriado, agredido, irrespetado, más se conservó siempre pacifico y calmo.
Que Su ejemplo pueda inspirar la modificación de nuestras vidas, direccionándolas para la conquista de esta virtud.
Redacción del Momento Espirita
Traducido por Merchita
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